Identificar riesgos que afecten a resultados empresariales, significa analizar de forma sistemática todas aquellas situaciones, internas o externas, que puedan poner en peligro la rentabilidad, la estabilidad o el crecimiento de una empresa. En la actualidad es una práctica fundamental para la buena marcha de cualquier empresa, independientemente de su tamaño.
En la práctica, se trata de hacerse preguntas como:
- ¿Qué podría salir mal?
- ¿Qué situaciones externas no controlo pero pueden impactarme?
- ¿Qué debilidades internas debo reforzar para minimizar el riesgo?
Al identificarlos, puedes preparar planes de prevención, planes de tratamiento de riesgos, de modo que puedas anticiparte a los problemas para proteger tus objetivos y conseguir los resultados esperados.
Se puede traducir en:
- Detectar riesgos internos (los que dependen de la propia organización):
- Fallos en procesos productivos.
- Dependencia excesiva de un cliente o proveedor.
- Falta de liquidez o de control financiero.
- Carencias de personal cualificado.
- Analizar riesgos externos (fuera del control directo de la empresa):
- Cambios legislativos o fiscales.
- Competencia más agresiva.
- Variaciones en el mercado (inflación, caída de la demanda).
- Factores sociales, tecnológicos o medioambientales.
- Evaluar impacto y probabilidad: no todos los riesgos tienen el mismo peso. La práctica empresarial consiste en clasificar cuáles son más probables y cuáles pueden tener un efecto más grave en los resultados. Hacer una buena evaluación de nuestros riesgos es fundamental para anticiparse a ellos.
- Diseñar planes de acción:
- Medidas de prevención
- Planes de tratamiento o planes de contingencia
Con una buena gestión de riesgos, se trata de mapear posibles amenazas antes de que ocurran, para no verse sorprendido y proteger los resultados económicos de la empresa.
En conclusión: identificar riesgos empresariales significa anticiparse a factores que podrían reducir beneficios o frenar el crecimiento, y preparar defensas antes de que se conviertan en problemas reales.
Para la gestión de los riesgos de una empresa, existen ciertas normas ISO que nos guían y estructuran para conseguir los resultados esperados. Algunas de estas normas son:
ISO 31000: Gestión del riesgo
- Es la norma principal y de carácter general para la gestión de riesgos.
- Proporciona directrices para establecer un sistema de gestión de riesgos en cualquier tipo de organización
- Incluye principios, marco de referencia y proceso: identificación, análisis, evaluación, tratamiento, seguimiento y comunicación de riesgos.
ISO 22301: Continuidad del negocio
- Se centra en cómo preparar a la organización para responder y recuperarse ante interrupciones (catástrofes naturales, ciberataques, fallos de suministro, etc.).
ISO 27001: Seguridad de la información
- Aborda la gestión de riesgos relacionados con la confidencialidad, integridad y disponibilidad de la información.
ISO 45001: Seguridad y salud en el trabajo
- Identifica y gestiona riesgos laborales que afectan a los trabajadores.
ISO 9001: Gestión de la calidad
- Aunque no está centrada únicamente en riesgos, su enfoque de “gestión basada en riesgos” obliga a identificar amenazas y oportunidades que puedan afectar a la calidad de los productos/servicios.
Si quieres conocer más acerca de la gestión de cualquier tipo de riesgos empresariales, o saber cómo implementar y automatizar algunas de las normas comentadas en este artículo, no dudes en ponerte en contacto con nosotros.